Mi viaje...

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Desde que tengo memoria, asumí pasivamente un rol que parecia pre-asignado, pero en mi interior no podía sacudirme la profunda sensación de que algo estaba fuera de lugar. Extremadamente tímida e insegura, me resultaba difícil conectar.
Nacida y criada en Venezuela, estudié arquitectura, me casé muy joven y me divorcié muy rápido. Luego, en 1996, justo cuando planeaba mudarme a los Estados Unidos para un nuevo trabajo, el momento lucía ideal para regalarme un viaje a la India y celebrar mis 30 años. No podía imaginar que ese viaje de cuatro semanas se convertiría en una experiencia de seis meses que me cambiaría la vida. Allí, durante mi primer retiro de diez días en silencio, me di cuenta de que no tenía idea de quién era o cómo funcionaba. 

 

Mientras prestaba atención por primera vez a la relación entre mi mente, mi cuerpo y mi corazón, pude comprobar que mi mente tenía vida propia y que yo tenía poco poder sobre ella. Pero si yo no podía controlar mi mente, ¿qué o quién lo hacía? Si no soy mi mente, ¿quién soy? Esta pregunta fundamental me inspira hasta el día de hoy.

 

A medida que practicaba comenzaron a emerger verdades sobre mí que estaban profundamente enraizadas. Me di cuenta de que nunca había sido completamente honesta conmigo o con mis seres queridos. Me di cuenta de que si realmente quería ser vista y amada, debía superar mis miedos e inseguridades, aceptar mis vulnerabilidades y asumir el compromiso de descubrir y ser genuinamente YO.

 

Un cambio profundo ocurrió en mí, y así, mientras fui sacudida por una nueva claridad que llegaba simplemente al sentarme en silencio y prestar atención a mí misma de una manera particular, quedé fascinada.

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Desde entonces, he seguido profundamente comprometida con mi práctica. Participé en muchos retiros y fui voluntaria en muchos otros más, mientras mi mundo exterior seguía evolucionando. Construí hermosas amistades, fuertes y profundas. Encontré el amor y tuve hijos, y mientras mi vida cambiaba, mi práctica también. Aprendí que mi disciplina y capacidad de prestar atención no eran suficientes, y que sin compasión y autocuidado mi práctica estaba desequilibrada.

 

Años después, al llegar a los cincuenta, cuando de manera inesperada tuve que enfrentar duros retos personales y profesionales, de nuevo mi práctica de meditación me guio y apoyó al ayudarme a encontrar el valor para luchar contra la depresión y para reinventarme.

 

Ahora, como maestra certificada de mindfulness y entrenadora en neuroplasticidad positiva, he aprendido las herramientas para contraatacar esa horrible sensación de que «algo está mal» o «algo falta». Nunca me había sentido tan alineada y conectada conmigo misma y con la gente a mi alrededor. Al comprender que la vida no se trata de ser perfecta sino de amar y ser amada, puedo apreciar, saborear y celebrar la belleza y bondad que están presentes ahora mismo.

 

Me encantaría poder ayudarte en tu viaje, y compartir estas prácticas basadas en atención plena y compasión, para que tú también puedas desarrollar tu guía interno y aprender a manejar tus vulnerabilidades con amabilidad, para abrazar el cambio con una mente calmada y un corazón abierto, y para vivir tu mejor vida a plenitud.

 

«El objetivo no es perfeccionarte, sino perfeccionar tu amor».   J. Kornfield.